María Sabina

Ocaso

El día que ya no esté
Recuérdame en el vuelo libre de las aves,
en su canto adornando el cielo azul.
Recuérdame
En los árboles y sus hojas que se mecen
en las flores que nacen y florecen,
en los lirios, en la rosa y el abedul.
Recuérdame
En el ir y el venir de las olas
en el color de la primavera,
en el suspiro que brota del mar.
Recuérdame, vida, en el agua que corre por el río
en la sonrisa de los niños,
en la paz de los ancianos,
en el correr del viento, en el vigor del caballo.
Recuérdame en la estrella que nace y muere
en el calor del sol que abraza y duerme,
en el primer rayo de la aurora,
en un suspiro al despertar.
Recuérdame, vida, para volver a vivir.