Cuando llegues amor tocando
a mi puerta como una chiquilla,
con ansias de unir los lazos
de nuestro amor eterno,
con esa pasión de ser mi amada,
entonces he de cubrir el horizonte
con rojas rosas que adornen tus pasos,
y cumpliendo tu bella ilusión
he de pedir tu mano de rodillas,
implorándote ser el amor de tu vida
con el simbólico tañer de las campanas
que repiquetean una tras otra en la alborada
Diciendo: somos uno en alma y en vida.