En tanto que pasión se fue esfumando
sentía que mi vida terminaba;
y siempre su belleza contemplando
la sombra de tristeza me embargaba.
A veces por las tardes evocando
las horas que su amor me profesaba;
al roble que se estaba marchitando
mi angustia y mi dolor los comparaba.
Un día la pradera dibujando
noté que el viejo roble retoñaba;
entonces sus ramajes observando
pensé que la esperanza me brindaba,
el sol que diariamente está alumbrando
el nuevo amanecer que me faltaba.
Autor: Aníbal Rodríguez.