Lo veo resplandeciente
brillando como un tesoro
como una moneda de oro
ocultándose al poniente.
Su luz la tengo presente
y anocheciendo, lo añoro;
lo veo resplandeciente,
brillando como un tesoro.
Al atardecer se siente
tristeza… ¡y a veces lloro!
Y en las tardes rememoro,
que aún con luz descendente…
¡Lo veo resplandeciente!