Apolo, tocó a mi puerta,
una noche de verano.
Su visita, no fue en vano,
despertó esta mi alma muerta.
Mi alma ahora está despierta
porque el verso no es arcano.
Apolo, tocó a mi puerta,
una noche de verano.
Como mi alma no está yerta
hoy produce rico grano;
y con sentimiento humano,
lamentando la reyerta…
¡Apolo, tocó a mi puerta!
Los pobres ponen los muertos,
en una maldita guerra;
una guerra, que me aterra,
por todos sus desconciertos.
Cada vez hay más entuertos
y el político más yerra;
los pobres ponen los muertos,
en una maldita guerra.
Las almas con sus desiertos,
desierta dejan la tierra.
El vivo a su muerto entierra
y en guerra con desaciertos…
¡Los pobres ponen los muertos!