Hoy no escribo con tinta,
hoy escribo con sangre,
hoy mi pluma desgarra
las cuartillas del hambre,
hoy la guerra me sitia
la injusticia me abate
la esperanza se agota
pero mi furia, arde,
arde por la impotencia,
por el miedo al futuro,
por la rabia de verme
prisionero en el zulo
de mis propios complejos,
de mis propios prejuicios,
de ese inmenso egoísmo
que me aísla del mundo,
que me cierra los ojos
al dolor de mi hermano,
porque me he puesto un precio,
porque me he arrodillado
al poder, al dinero
y a un orgullo bastardo
que desprecia a quien sufre
y que mira a otro lado
cuando el miedo y el hambre
me han tendido una mano
implorando un mendrugo,
un cobijo, un abrazo,
porque el odio y la rabia
me han mutado en su esclavo
me han uncido a su yugo
y ahora tiro del carro
con bozal y montura
asediado a trallazos
hacia mi propia tumba,
solo, hundido y castrado.