Frente a los mismas azaleas que adornan la entrada
Ve, respondo, cómo inútilmente el poste de luz
Estorba la nívea sonrisa de luna
Entremos pues, y todas los focos apaga
Y como un mensajero en la alcoba
Penetre sin dilación la penumbra
Así, antes de sentirte de mis ansias prisionero
Erguido en penumbras como un obelisco
Mórbidas mis formas
Preparadas así para ofrendarse
Para sentir tus manos ciegas encender mis fuegos
Y recibir por miríadas estrellas en los cuerpos
En penumbras inventemos otros mundos
Donde solo escuchemos los corazones agitados
Donde nuestros contornos sean espuma y roca
Rompiendo y armándose en espasmos placenteros
Deja así que la penumbra reine
Tú abriendo paso entre sotos intrincados
Mis muslos invadidos por incesantes aleteos
Y en un instante el frenesí culmine
dejándonos laxos y gozosos ante la tenue aurora