Ben-.

Ciempiés de la mañana-.

Intento controlar esta ira

subirla a un eterno pedestal

donde gloria y barro subyagan

mientras el pordiosero que soy

habilite su múltiple orgasmo.

El ciempiés de la mañana

reza todos los días por mí,

en su infinito cansancio, tras la

efímera voluntad de planicie.

Eje invertebrado de una galaxia

incógnita, busca la enredadera

que le permita terminar dormido

entre mis huesos: oh león fluido

que copula con la tierra invernal!

Acoge mis nudos, de osarios desvanecidos,

y en ese tránsito, golpea mis muslos

de apariencia intangible, dureza de antaño.

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