Carelia, la gitana…
si…
así se llamaba la cubana.
Ella fue sin dudar…sin exagerar…
el más intenso e inmenso amor que yo sentí.
Ella fue mi adoración…
fue mi delirio.
Se hizo mi todo…
y se convirtió sin pensar…en el amor de mi vida,
en mi más hermosa ilusión…
mi fantasía cumplida.
El sueño más bonito hecho realidad…
la más florida primavera,
el verano más ardiente.
Ella fue lo más querido…
lo más deseado…lo inesperado…lo más sublime,
lo intensamente suspirado…
y también lo irremediablemente sufrido.
La ternura misma hecha mujer,
la expresión más sutil de claridad…
el albor más brillante,
mi mejor amanecer,
la jornada más esplendida,
la tarde con el ocaso más conmovedor,
la noche con el crepúsculo más delirante.
Mi más buscado anhelo.
Fuimos uno… mi compañera…
ella fue mi amiga…y mi amante.
Y le dio alas a mi mejor poema,
fue la causa de esta historia…
una historia de amor interrumpida.
Fue mi canción…esa suave melodía,
y se hizo el pretexto de mi melancolía…
la razón de estos versos…
la razón de mi desconsuelo…por su desaparición…por su huida.
Aquella encantadora mujer,
la más refinada de las damas,
la más guapa de entre las bellas…
ella, se robó mi corazón…
y llenó mis momentos de pasión,
inundó mi existencia de magia.
Ella me vistió de esperanza…
Y me puso a bailar al compás de su alegría.
Me magnetizó con sus ojos… color aceituna miel…
y erizó mi piel,
y con solo mirarme sosegó mis angustias,
y controló mis enojos,
ella fue quien con sus caricias…me enloquecía.
Carelia, la gitana…
nació en su vieja Habana,
en la tierra donde aparece el sol con más ganas,
donde las palmeras danzan al son del chan chan…
y todo huele a café por la mañana.
Allá donde la gente sabe ser espontanea,
donde todos parece que rumbean al ritmo del Tropicana,
donde nadie conoce de nostalgias a pesar de las penurias,
en el país de las sonrisas a pesar de las carencias,
donde el infortunio no existe…
porque todos bailan a pauta de los timbales.
y son gente feliz y campechana.
De allá viene mi gitana…
con un concierto de salsa en las venas,
de sangre caliente…de voz electrizante que cautiva.
De un aroma a orquídeas …con la frescura a la brisa costera,
de blanca tez como la arena de sus playas…
y de tibia piel como las aguas marinas.
A Carelia, la gitana
la conocí echando versos…
allá donde llegan los poetas…
para cortejarle a la luna…
para rimarle a la nostalgia…
y cantarle a la tristeza.
Allí me encontré con la cubana…
sin imaginar siquiera… que justo ahí…
nuestra historia de amor y desamor…
se llenaría de sentimiento y dolor…
se eternizaría…
más allá de la distancia…
mucho más allá del olvido,
rompiendo las voces del silencio,
anulando los efectos de la soledad.
Carelia, la gitana…
si…
así se llamaba mi cubana,
y si alguien la ha visto por ahí…
si la ven por Miami o por la Habana…cuéntenle…
¡Que la voy amar!...
más allá de la vida…
mucho más allá de la muerte.
¡La voy amar!...
más allá de la vida…
mucho más allá de la muerte.