Floreciste mi primavera, la única que la piel recuerda,
adormeces en mi como la felicidad posible a pesar de todo
vives y estás dorando mis lentos otoños.
Mantengo inflamado el corazón con imprudentes palabras
Conservo como una viuda estoica la vida en pausa,
muchos ojos miran sin notar la perspectiva del muerto que soy
y desde la que las cosas me salen al encuentro,
como me sale tu nombre con la fuerza inusitada en el tiempo,
un tiempo guardado en la profundidad de mis fibras, de mis gritos
y hasta de mis siniestros silencios, inhaló desde las raíces salitradas
de mis pies hundidos, de mis pies cansados de tantos caminos
y no se nutren mis células, ni se oxigena el pensamiento.
Dejaré dormir a la luna, miraré la calle que transitó mi mano
de tu mano, hoy me desvelo, pensando con un nudo en mis entrañas
pariendo poemas a cuenta lágrimas, desde muy adentro
con las letras hilvanadas de recuerdos, como hebras oscuras
que nunca tejen la cobija de mi olvido, me voy por las sombras
y en ellas te envuelvo en besos, desde algún filamento
ofendo nuestra historia renombrándote, rompiendo los ejes del tiempo,
muchas nieblas he gritado sin saber que pronunciar como consuelo
para mi ternura y entre algún azul intenso vi iluminar tus ojos
tus ojos durmiendo asfixiados del placer que robábamos al encuentro…