Dulcemente acaricio tu cara,
esa que me mira sin pestañear,
risueña y feliz de verme por fin,
tras tanto tiempo de desearlo.
Un deseo compartido sin lugar a dudas,
una felicidad inmensa me invade,
no se expresarlo bien con claridad,
mis sentidos se nublan ante ti.
Un hola y un adiós en pocos días,
no he podido siquiera acostumbrarme a ti,
a tu presencia, a tu olor, a tu calor,
más este último aún lo siento en mi.
En mi, en ese último beso recibido,
con ese tacto de terciopelo suave,
delicado como el roce de una pluma,
así te siento yo aún.
No hay palabras para describir mi sentir,
de unos días que no tienen parangón,
pocos pero intensos han sido,
sin semejanza a ninguno del resto del año ya transcurrido.
Con sabor a poco, mi boca grita en silencio,
tu vuelta a mi, aún sabiendo que ello ha de tardar,
pero nadie puede censurar que mi alma reclame,
tu dulce compañía.
Ruego a Dios que un día te vuelva a tener,
otra vez sentir tu calor y notar tu dulce caricia,
que me regales un beso suave en la mejilla,
y esa sonrisa que me diga .. "Tranquila, ya estoy aquí".
Ese día dormiré otra vez feliz,
mientras mi alma no encuentra descanso,
seré una más de las que se arrastran,
en este mundo sin razón.
Mientras solo en sueños te tendré,
haré de ellos mis días y mis noches,
nada se compara a ti, desde el día que te conocí,
solo allí seré feliz, hasta que vuelvas a mi.