José Luis Barrientos León

Dormía a ciegas el amor

 

En este existir inconstante

abrí la puerta del corazón un día

de pie en el pórtico, entre brumas

estaba el amor en carne viva

 

Haciendo versos como quien llora

bajo cielos sin resplandor

en los laberintos de promesas y palabras

sin asombro, llenas de confusión y espanto

 

Dormía a ciegas el amor

desconociendo al mar

distraído de la lluvia,

de su aroma al caer sobre la pradera

del canto del ave sobre los árboles

del color de las flores y los arcoíris

 

Dormía a ciegas con los párpados abiertos

sin determinar la sonrisa

y los rostros que entre sueños

renacen con un abrazo

 

Ahí estaba en carne viva

esperando tu caricia

ilusionando tus labios

desencadenando motivos para la ilusión y el deseo

para el asombro del latido

y la desnudes de tu pecho

 

Ahí estaba en el pórtico

con la palabra como cántico

contemplando los signos de la dulzura

danzando libre, habitando el aire

entonces abrí la puerta y ahí estaba el amor

sin el espanto de existir

con sus versos como sangre

fluyendo de la boca al vientre

desintegrando nuestra esencia

bajo la piel sin ecos y el alma sin abismos