CONMIGO Y CONTIGO
Con mi empinado querer exprimiendo
y cuando su lluvia ya me mojaba,
vi como ese rayo me iluminaba
mientras tu centro ya estaba intuyendo.
Y, aunque esté acostumbrado, yo no entiendo
el tremendo poder que me arrastraba
con una urgencia que nunca cesaba
y que, en deseos, me iba derritiendo.
Serían mi mirar y tu mirada
apartados del mirar la gente;
tú, ya estando –antes de tu llegada–
y quedándote –aún estando ausente–
y yo, con tu querencia desbocada
brincando en el interior de mi mente.