Bastó una mirada para enamorarnos,
una sonrisa ebria para descuidarnos
y en el momento, dijimos nuestros nombres
y me sentí superior entre los hombres
que de borracho, te propuse casarnos.
Todo lo tierno abrió, de eso no dudaron,
¿todo lo bello existe? Me preguntaron;
no les pude decir nada, ni diré...
hay algo más de ti, jamás lo pensé
es por eso que mis dudas se quejaron.
Llegó la noche tan insólita y buena,
llegó el silencio y la mirada serena:
nos vimos bávaros, algo atroz estaba
y no fue así la sorpresa que pensaba
pues, las ganas se quedaron en verbena.
Nuestros ojos se quejaban como llamas
y la pasión se escondió por tus escamas;
todo penetró en la mar de tus tejidos
y en el puerto se aceleran los latidos
que la noche fue teatro de los dramas.
Cuando amaneció, la dicha fue dudando,
no sé qué fue contigo, sigo pensando;
quizá sea un son que nunca comprendí
pues, no te encontré ni supe más de ti
y al final de todo, te sigo buscando.
Samuel Dixon [03/03/2022]