Fue tu alma noble y fuerte
el que llamo al corazón,
tras hallarse sin nido
olvidado, sediento de amor.
En el camino sollozaba
como el príncipe del cuento
por pétalos de oro
como una flor bajo el cielo.
Yo miré a tus lindos ojos
cuando era niño y bueno
tus labios yo deseaba
y ansiaba, ya..., un beso.
Yo me alejó de tu lado
queriéndote, y sabiendo
nunca comprendiste
que es amor sin tenerlo.
Ya no serás el brillo
de la luna,
ni el mágico brillo
del sol,
ni el brillo de un lucero
solo toca decir,
decir, adiós, adiós.
No será más la primavera
ni la estrella que quiere
ser la rosa, una linda luz
que se niega ser luciérnaga
no puede ver el amor
con sus miradas rotas.