Mi espejo engaña,
me niego a ser este guiñapo
que suele refunfuñar por todo;
y que a la vez que se mira
a este engañoso espejo;
con tal de esperar el verse bien,
y al final la verdad, se mira mal:
feo, gordo y ojeroso.
¡Vaya!... mi espejo engañoso. Fin
Isaias Glez.