Ayer la vio después
de cierto tiempo
Se mantenía tan digna
como cuando la conoció.
Era bella con su pelo revuelto
su mirada penetrante
como la noche silenciosa,
solo había perdido
el color de su cabello,
mantenía su estatura
tan erguida y serena.
No insinuó ni un hola,
sino que lo miró fijamente
Él intuyo que tenía la palabra,
balbuceo su nombre como
preguntándolo
¡¡ Si soy la misma!!
la de aquellos años,
pero sin explicaciones
¿Solo aún me quieres?
Mira te adheriste como
el quintral al álamo,
que por tantos otoños
se deshojo esperando
nuestra primavera.
Aún llevo en mi cuello
la cruz que me regalaste
me ha pesado un mundo
recordando cada día
la forma en que la depositaste
en mi cuello juvenil
SI, no miento los deseos que
recojamos esos inviernos
para transformarlos
en las primaveras perdidas,
con nuestro cariño maduro
elevar el pendón
de nuestros sentimientos.