Mamá, tu mansedumbre sigue por aquí,
en la casa de hijos y nietos, espacios sagrados,
donde evocamos tu legado.
El aroma de tu alma,
destila ternura y bondad,
en la unión familiar
y en el ámbito global.
Gracias por tanto amor
en la vida terrenal,
ahora desde el cielo,
bendices cada lugar.
Tus pupilos y herederos, regazos de tu paz,
en cada lar del mundo,
exacerban tu eternidad.
En todo amanecer,
el brillo bendito de tu ser
ilumina la senda
que ha de trascender.
Es la historia de tu querer,
la que fortalece la fe,
la que nos guía siempre
en la brega, hasta vencer.
Entre recuerdos y matices,
renace tu honor,
con orgullo exaltamos
tu infinito esplendor.
Tu étnica y gentilicio,
otean y hacen caminos,
con el ejemplo plasmado,
le das el toque divino.
Mamá, tu mansedumbre
sgue por aquí,
porque tu ausencia,
es presencia en espíritu,
farol que refleja tu luz