Gonvedo

MUERTOS Y AGRADECIDOS

Yo te conozco bien jinete,

tú cabalgabas la púrpura hierba sabia.

Todos decían que venías del mar,

del horizonte perdido de su boca,

pero yo sé que tu lugar estaba en las estrellas

más oscuras, aquellas que aún rielan

cuando la música cae.

 

Llevabas tatuado en tu piel el grito de la sangre

como una crátera encendida en el llanto,

y tu corazón era un escorpión de fingidos adioses.

 

Entonces el humo del peyote corría por los love-in,

y el F.B.I. venía en busca de algunos nombres,

pero los chamanes y los hippies

ya habían abandonado Haight Ashbury.

En las Vegas el hombre el do-dah perdía todas las manos,

Sitting Bull abría la caja de la lluvia en una gasolinera de Nuevo México,

el gran lobo aullaba en las Montañas de la Luna,

en Palo Alto quemaban un cuerpo,

dijeron que era de un visionario...

 

Es media noche, y en la Estación Galápago

se escucha un caleidoscópico blues

(retentivo y nasal).

 

 

\"Pájaros de niebla\"   (2022)