Es ese velo oscuro y prolongado
-de exiguos y enturbiados grises días
e interminables y hondas noches frías-
que, el apagado invierno, ha provocado,
quien de amor, al corazón ha expoliado,
quien al color negó sus fantasías,
quien al alma ahogó en melancolías.
Paroxismo por falta, exacerbado,
de una luz que suscita la alegría
en mejora y en alivio del color,
con mosaico en delirio, hecho de flor,
librando al corazón de la agonía
en pos de su latir lleno de amor
de vuelta en primavera con fulgor.
Fdo.: Rafael Huertes Lacalle