Se encuentra allí en lo alto
nuestra estrella cercana,
que brinda gentilmente
su luz y su tibieza,
mas no puede perforar,
impotente,
la noche embravecida
que ha llegado
con tu partida.
La nota que has dejado,
tan lacónica,
tan precisa,
no me dio oportunidad
de brindarte una respuesta
y expresar lo que mi espíritu
necesitaba.
Quedé incomunicado,
y los mensajes
desesperados
que suelto al universo,
no llegan a destino;
se ve que está apagado
el celular al que llamo,
el celular al que escribo.
Y aquí estoy, derrotado,
con la garganta seca,
ajada por la sed
de lo que no he podido expresar.
Te has ido a hacer las compras,
y no me has avisado
y no pude pedirte
con tiempo suficiente
que traigas vino.