Incompleta creación es el espejo,
que nunca recuerda las imágenes vividas,
testigo mudo de los rostros de otros tiempos,
y disfrute en vivo del narcisismo más perfecto.
Si sus imágenes trascendieran los momentos,
sería el arqueólogo ideal de los sublimes días.
Pompeya de imágenes conservadas en el museo del tiempo,
en ese Vesubio de cristal que desborda los agostos de la vida.
Quizás el futuro de este mundo de todos los olvidos,
nos depare espejos con “memorias arqueológicas” selectivas,
capaces de conservar nuestros más perfectos rostros,
para deleite de descendientes narcisistas en otras vidas.
Frank Calle (6/ marzo/ 2022)