Sin amor los oídos circundan en el silencio,
huyen las estrellas hacia el fin del universo,
los atajos de las montañas desaparecen,
la luna esconderá su sonrisa detrás de su llanto.
Sin amor estamos a un paso de la abierta sepultura,
como las rosas de podridos pétalos,
ahí entrelazados en geranios de bruscos aromas,
detenidos en el tiempo, al borde de la paranoia.
Aunque el sol se oponga y se calle el viento,
encuentra el amor y deja salir un hondo suspiro,
no importa que el mundo esté al revés.
Abre la tranquera y deja entrar aquel sentimiento suave y profundo,
entonces vendrá la brisa como una ráfaga de peces luminosos,
cantando bajo un árbol de estío sus sueños dorados.