Soñé contigo…
después de tanto intentarlo,
después de tanto probar con soñarte...
te pude atrapar… sin dejar que huyeras,
sin permitir que te desvanecieras…
y que otra vez desaparecieras.
Anoche te soñé…y fue tan cierto,
pero te soñé dormido… y ya no te soñé despierto.
Estabas ahí…como tanto te imagine,
como si fueras real…como que, si en verdad existieras,
como si no te hubieses alejado…
y no me hubieses olvidado,
como si nada hubiese pasado.
Soñé contigo…
con tu vestido rojo,
con tus tacones dorados de sol,
y esa sonrisa inmaculada,
con tu risa delicada…de dama refinada.
Estabas parada frente a mi…
desafiante…
te veías radiante…pero intrigante,
impecable y elegante… como siempre.
Como una deidad de lo sempiterno,
como la diva distinguida…de la que me enamore aquella tarde,
esa tarde de marzo que se me hizo eterna.
Estabas ahí…
más guapa que de costumbre,
tan tentadora como antes,
tan señorial…pero mucho más galante.
Con tu mirada profunda…de ojos brillantes…parpadeantes,
tiernos y cautivantes ojos…hechizantes.
Y tus labios gustillo a miel…endulzantes…llenos de sensualidad,
desbordados de delicia…abundantes de besos delirantes.
Con tus manos aterciopeladas de caricias relajantes,
de dedos alargadamente excitantes…
que estimulan la sensibilidad de mis sentidos más renuentes.
Con tu voz vehemente…de gentileza cautivante…
que armoniza con mi sosiego…
y paraliza el corazón en un instante,
que vulneran mis pensamientos más ecuánimes,
y libera mis apetitos más ardientes.
Estabas ahí…
con tus caderas exuberantes…
de curvas vertiginosas …y contornos apasionantes,
que convergen en afanes incitantes y peligrosos.
Con tu fragancia seductora que trastorna estas ganas de tenerte,
este deseo fehaciente de rozarte,
este ímpetu precipitado por poseerte…
y adueñarme de cada espacio de tu esencia,
y esta ciega obsesión de pasar a tus adentros …
de entrar en tu interior…y crear una sola identidad…
y quedarme a existir en tus entrañas.
Este ferviente e impetuoso sentimiento
de sentir tu transpirar mezclado al mío,
y tu aliento envolviendo todo mi ser… ebrio de tu pasión,
y mi espíritu rompiendo con su palpitar el pecho…
y tus pechos aletargados sobre mi regazo…
dormidos de agotamiento.
Así soñé contigo…
después de tanto intentarlo…
después de tanto probar con soñarte…te hiciste mía.
Anoche te soñé…y fue tan cierto,
pero te soñé dormido….
y ya no te soñé despierto.