Rompe este silencio, como se rompe el cristal
que el alisio de tu voz se adueñe del espaceo
devorando aquello que impide decir tu nombre
como la caricia, que devora a la distancia.
Quedate ahi, tendida cual rosal
si has decidido cederle a tu mirada la palabra
quiza el pergamino de tus ojos
explique mejor, lo que no puede la voz.