Hola. Aquí estás
entre mis sábanas
de madrugada
haciendo espacio
para que yo entre
y me meta en ti profundo.
¿Dónde están las llaves
que abren corazones como el tuyo?
Voy a molestarte
porque me lo pide así el instinto:
no quiero morirme viejo y solo...
Voy a morderte.
Voy a moldearte a mi gusto exquisito.
De esto que no sepa nadie
o podría morir
(así como lo digo)
de indeseable en un rincón
lejos del bullicio obsesivo
que tira hacia cualquier sitio
menos al norte de nuestro corazón
indomable,
ágilmente esquivo
en la noche de los polos.
¿Cuándo vas a encontrarme
si era ahora,
y ahora aquí conmigo no hay nadie...?
¿Por qué te dejo que me busques
más allá? No hay nada
ya que objetar ante un tribunal
malherido...
Permanezco ebrio en la gloria
esperando acabar para hacerme uno
y darles caña.