España es la teta que nos alimenta,
con regocijo y sumo agrado,
hasta que no queda otra que subirse
la bragueta, con profundo desamparo.
Luego, cuando ya se hace vieja,
y la mortaja le preparan, se hace
la estirada, comenzándole a crecer,
por doquier, los tacones de la fiesta.
Arrimando la sardina a nuestro
plato, acertamos a decir, ¡viva Castilla!,
como sintetizando nuestro porvenir
en unas cuantas letras.
©
(Con cariño)-.