Silvio, te amo con la fuerza
de lo que no debe hacerse.
Con el ímpetu de lo imposible,
en un océano de silencio sin riberas.
Te amo con la locura
de una emoción equivocada.
Con el dolor de lo prohibido.
Entre gritos del sentido común
obligándome a olvidarte.
Solo puedo disfrazarlo.
Nada más.
Lo demás sigue ahí.
Oculto. Herido. Inamovible.