El tirano llenó la noche con sus bombas,
inocentes de ojos cerrados y desolados,
ojos llenos de angustias, ojos vacíos,
miradas ausentes en horas muertas.
Almas deambulando como fantasmas,
escombros de odio, maldad y espanto,
ruinas de moral doliente e inborrables,
el mundo mira su destino aterrado.
Noches de una nada inconcebible,
abrazados a un vacío inmovil y sordo,
un abandono de silencio sin tiempo,
la mirada perdida en un llanto cansado.
El caos viene desde todos los infiernos,
el tirano de sangre llenando las tumbas,
brotan de la tierra los muertos inocentes,
el alma herida yace bajo su nefasta noche.