El alma ya desnuda
De tanto reinventarte
Y tu boca ha de pesarte
Ayudándola con sus dudas.
El tiempo y la alfombra roja
Ya abasto no te dan,
No te queda ni un refrán,
Ni un bolígrafo, ni una hoja.
Tantos y tantos poemas
Por sus ojos han pasado,
Tantos y tantos recados
De tu amor directo en vena.
Los rosales deberían odiarte
Y el chocolate sentir que acosas,
Pues helados, bombones y rosas
De sus días son gran parte.
Te haces presente de tantas maneras,
En tantos y tantos matices,
Presente en los días grises,
Aunque escampe, aunque llueva.
Y yo me pregunto...
¿Para qué tanta ofrenda?
¿Detalles, para qué tantos?
¿Para qué endulzar su canto
Con palabras tan intensas?
Si en do menor tú la invitas
Y en do mayor te rechaza,
Si en fa menor tú la abrazas
Y en fa mayor ella te quita.
Amigo, cuánta desproporción,
Cuánto dar sin recibir.
Si para ella, una oración,
Para ti, ni con qué escribir.
Dar, dar y no recibir
Es como tener solo una hoja,
Cuando de ella te despojas
Ya no hay dónde escribir.
El problema de \"dar\" y no \"recibir\"
Radica en lo siguiente...
Cuando casi nada te ofrecen,
Cuando el corazón no te recargan,
La motivación y el deseo se embarcan
Y ambos verbos desaparecen.