No es el instante en que la encontré
que pudo haber sido en cualquier momento
de toda la vida que la busqué
si no aquel que vi brillar la miel de sus ojos
y atrapado en su brillo me quedé
ni es el viento, suave brisa en mis oídos,
era aquella voz cuando me desperté
que acariciaba mis sueños, bellos sonidos
hoy, tan alejado de aquel ayer
que lo cercano forma parte de mi destino
Donde nace el agua de la fuente
es donde beben mis sueños, sus labios
rojos y su boca transparente,
en sus retinas de horizontes me miro
y ellas me dicen: ven, amor, quiero verte
miel y brillo, sonidos y mi destino
todo es parte de cuanto mi amor vigente
anhela y siente, todo un mismo camino
de paredes encaladas y ventanas azules
estrella que titila y ternura en mis manos.
Un sueño de amor, poemas interminables,
ríos de versos de caudales inversos:
sus aguas que llegan y mi nadar buscándole
como pez a contracorriente, lo opuesto
al pasado, su voz, fluido amable, inmutable.
Cuando el aroma de la rosa besó mi sueño, desperté en sus labios abiertos y en sus ojos con reflejos dorados. Sus manos acariciaron mis miedos y me llegó el sosiego. Aún sigo embebido en sus aromas y de eso hace más de una vida.
Quién sabe si todo es parte de mis anhelos.