Raúl Voltavayeros

PRIMERA NEGOCIACIÓN

PRIMERA NEGOCIACIÓN 

 

Soy del sindicato unido de perdedores.

Vengo en representación de los que perdimos

la vergüenza

en algún inodoro público

y desde entonces,

no paramos hasta quedarnos con lo puesto,

con el anverso vacío del corazón,

con una garganta de feria que se arruga de miedo

cuando tiene que cantar

esa enorme verdad

que es la verdad sin atavíos.

 

Tengo la misión de hacer un trato

con el Partido Nacional Capitalista

que son ustedes,

con el Ejército Capitalista Único,

que son ustedes,

con la Iglesia Católica Universal,

que también son ustedes,

y si me falta algún organismo,

considérese incluido a mi negociación.

 

El trato es “¡No más!”

Vamos a seguir perdiendo,

de eso no se preocupen,

pero no más sin una buena razón,

o mejor aún, sin el debido reconocimiento

del Estado competente

que son ustedes, lógicamente.

 

Por ejemplo: yo sé que la justicia

es cosa de ustedes

y que la brillante eficiencia administrativa

ejerce en ustedes una mágica velocidad

capaz de romper

hasta el candado más duro

de la boca del funcionario.

Yo sé que a nosotros toca la espera

y la muerte en las filas

y los formularios.

 

Yo sé que no hemos juntado

demasiadas firmas para derrocar

las murallas del hambre,

o quitar las alambradas del odio internacional.

Yo sé que no pudimos hacer ningún peso

en la larga cuenta de los especuladores.

Bueno, eso porque somos auténticos perdedores.

 

Mis camaradas, idealistas en su mayoría,

me han pedido que me atreviera con un insulto,

aunque fuera uno de señoritas.

Yo no voy a hacer eso.

¡Imagínense que los insultara!

¿Dónde iría a parar todo esto?

Entraríamos a pelear y la pelea es de los héroes,

de los revolucionarios,

no de los perdedores.