Y qué eterna la espera...
y tu mente perversa
que tensa y destensa
a su antojo.
Te deja hecho un despojo,
como la vez primera
que el amor se atrinchera
en tus ojos.
Es una enrredadera
de pintura de labios,
y es en un calendario
ese agosto
a la sombra de tu hombro.
Dame un beso, dame una cita,
una palabra que mi temblor suscita.
Una brisa de frescor matinal
a tu lado empezando
en él cénit del mar....