Ni un ruego más
caerá a vuestras manos.
Pues ni dios, ni amo
me detendrá atrás.
Nunca más he de rogar
a la luna por clemencia.
No haré reverencia
a quien me desee mal.
No he de pedir nada
que provenga del cielo.
Una espada mal empuñada
terminará en el suelo
Es tiempo de levantar el vuelo
entre las nubes blancas.
Es tiempo de encontrar un sueño
por el cual no dar la espalda.
Siempre supe las palabras
que serían la respuesta.
Una tarea, una propuesta:
\"Estar para mí y nadie más\"
Descansaba tan placida
la solución a mi dilema,
detrás de mí tristeza silente.
como el acero más ardiente.
Ahora he de dar gracias
a lo que forjó mi vida.
Cada lágrima, cada desgracia
Y caricia fueron merecidas.