juanestrada

Conjuro

Cierro los ojos

para ver más claros

los venerados fantasmas

que habitan la casa,

para escuchar los

tenues susurros

de las voces ausentes;

para improvisar el

milagro del verso,

para hurgar su presencia en

una insondable palabra

o en un agobiado grito

que conjure a la muerte

y al olvido que

-finalmente-

son uno y lo mismo.