Querida soledad;
tú, qué tan fiel me eres,
dime de qué dependo para encontrarlo.
Si es que dependo de alguien,
de la nada o de ti,
te pido me seas sincera,
y me lo apuntes aquí…
Tú, que en la espera me consuelas,
dame un nombre, un lugar y un camino,
preséntame con el destino,
y el tiempo su gran amigo.
Pero dime algo, dame un respiro.
Querida soledad;
tú, qué tan fiel me eres,
dime donde quedaron sus huellas,
y si todavía puedo encontrarlo,
quítame las esperanzas si solo me estoy desgastando,
pero dime algo, por favor te pido.
No quiero agobiarte, pero ya que te escribo,
confieso que he buscado mucho algo que está perdido,
y estoy desesperada, sé que eres testigo.
Tú que por la noche me cubres del frío,
muéstrame donde encontrarlo,
y si no es mucho pedir… ven tu conmigo.