Todo el ocre alrededor como un cuadro impresionista,
una curva mal tomada con un fuego en el motor
del otoño existencial, con potencia inigualable.
Dulce vértigo y derrape, un sendero alternativo,
ruedas libres que se comen cada metro que atraviesan,
los ansiosos matorrales que se cierran al pasar.
Imposible retornar, imposible retomar,
en el punto del desvío.
Un impulso que no cesa, la frenada que no frena;
sólo queda continuar a toda velocidad
a la espera de alcanzar una encrucijada nueva,
con el ocre alrededor y una curva mal tomada.