Viniste a mí a través del cable del teléfono
En una llamada dónde
Solo eras emisario
En esos dias en que era yo
Flor marchita al asfalto adherida
En esos días de pájaros y de ceniza.
Y desde entonces fué cita
Obligada en las tardes
El conversar contigo diariamente.
Estuvimos hablando un buen tiempo
De temas de política, de matemáticas,
O de geografía
Acabó agosto, y octubre y el verano.
Ya en más confianza confesé
Yo mis verdades
Y escuchaste atento mis diatribas
Sin que por ellas te espantases.
De la mano de Dios llegaste un día
Desde las alas de un avión
Tu presencia se hizo carne.
Y en ese momento
Empezó a cambiar la suerte mía
Aunque que permaneciera yo en pofìa
Tu viniste a sanarme las heridas.
Y fuiste luz que surtió mi mundo
Y fuiste angel protector, vida mía
Y fuiste pilar de todas mis partidas
Y fuiste fuego; y fe restituida.
Un regalo llegó a nuestra casa
Parì a tu hijo; ese hijo mío
Hecho de anhelos y de estrellas
Para la buenaventura de mis días.
Y desde entonces,
Besamos juntos el aurora cada día
Y comulgamos en amor y en armonía.
De mi sino me encuentro yo agradecida
Hoy elevó a cielo una plegaria
Y me reconozco bendecida
De la mano de Dios en mi alegría.
Martha Patricia-Arauca-marzo-10/22