A nuevo poema un suspiro emocionado,
voz de lector musitando poemas del alma,
alma solitaria y bella, de amor apasionado,
que como buscador en pos de calma,
ve en cada palabra sentimiento acendrado.
En cada poema, una lágrima, un sollozo,
quizá un amor misterioso y a veces perdido;
sentimientos que unen al poeta y al leyente,
anónimo compañero de soledad del bardo,
en comunión de tristezas y alegrías atrayentes.
Así como para el ruiseñor es el canto,
para el lector es el poeta,
y para el poeta es el lector
y el lector es el poeta,
unidos en un solo sentimiento
o tal vez en el mismo encanto.