Y si… le robamos un día al calendario
para regodearnos en los cuernos de la luna;
bebernos el zumo de las uvas, rehaciendo
de las horas, racimos de amor pasionario…
Y si… por una sola vez nos olvidamos
de quienes somos y a dónde vamos;
para estacionarnos en ese momento
donde el amor es un mar de mimos…
Y si hacemos de los segundos arpegios
que formen sinfonías cargadas de luz
y de versos indescriptibles, que hablen
de nosotros de cómo sabemos amarnos…
Pero tan solo son supuestos sin final
que se desvanecen con el atardecer…
arcanos indómitos arraigados en la piel,
como estepas empeñadas en reverdecer…