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La riqueza del alma
El goce de una vida ociosa, no cuesta dinero. La capacidad para el verdadero goce del ocio, se pierde en buena medida, en la clase adinerada, encontrándose entre la gente que tiene cierto desprecio por la riqueza.
Debe provenir de la riqueza íntima del alma, en la persona que ama las formas simples de la vida, y a quién impacienta en ocasiones el negocio de hacer dinero.
Hay siempre, mucha vida que gozar para la persona decidida a ello..
Si las personas, no alcanzan a gozar esta existencia terrena que tenemos, es porque no aman suficientemente la vida, permitiéndo que se convierta en una monótoma existencia rutinaria.