Vivo aún has exclamado este día,
te respondo: bien lo sé.
Sé del latido de tu pecho, sé del vuelo de tus besos,
sé de la angustia del dolor.
Te respondo dulcemente que todo eso ya lo sé
porque sufro por tus dedos, por tus ojos y tus pechos,
porque muero por tu amor.
Por tu piel y tus razones.
Y por algunas excepciones en que sueño
con tu voz.
Con tu voz y tus quebrantos
y es que amándonos ya tanto,
no hemos podido ni darnos un beso.
Y solo tus ojos traviesos me han logrado enamorar.
Enamorar y enamorarte.
Y desearte, y extrañarte cuando a mi lado no estás.
Y ese gato desdichado que no se va de mi lado cuando te mira llegar.
Y se aferra a tu regazo, a tus pies y a tus sandalias.
Sin dejarme maniobrar, ni acercarme a más de un paso
y me sabe a fracaso el que tenga que esperar.
A que ese gato se vaya a echar pulgas a otra parte y me deje continuar usufructuando tus besos y las uñas de tus dedos.
Y tu voz y tus cabellos, y esa forma que tienes de mirar.
Que me inquieta y trastorna, que me invita a soñar.
Aún vivo me dijiste, me retumba en los oídos, te contesto simplemente:
Aún vivo Margarita, por ti vivo yo también.
© Armando Cano.