En un vaso de marfil
yo mis sueños escondí;
con morsas un frenesí
fui mirando tu perfil.
Mi verbena fue senil
que cuando estaba en el coche
fuiste esclava de la noche,
la verdad mi gran esposa;
una mujer muy hermosa
que entregaste tan coqueta
el manjar de tu silueta
con el néctar de una rosa.
Es intenso tu elixir
que a mi cuerpo pudo dar,
la fragancia sin usar
para mi ansia combatir.
Quiero volver a repetir
para apagar esa llama,
con la pasión de una cama
y la sensación que damos,
con el sabor nos quedamos,
pues las ganas consumimos,
nuestros cuerpos los prendimos
con la esencia que dejamos.
Samuel Dixon [03/03/2022]