Quizá por un suspiro
el viento me trajo
el mundo que perdimos
sin soñar siquiera,
sin gritos trascendentales
ni episodios memorables.
Y ahora, cuando no tengo un centavo
que equilibre emocionalmente
mis bolsillos se me antoja
que soy yo
el que tiene la desgracia
por fortuna de no tenerte.
Entre tu cuerpo
y el mar dormido
sabré lo que pesa
mi balsa
en el confín de tus sueños.
A poco pronunciarás
mi nombre entredormida
y sabrás que este acueducto infinito
conduce a las lamentaciones del día.
Ahora arguyes
que estoy malgastando
trocitos de mi corazón
con mujeres que no saben de amor,
pero mi sueldo
no tiene dudas sobre mí.
El sabe a quien entrego
todas mis noches,
mis madrugadas y mis días.
Quizá sea mejor
dejar por unos días
de mirar solapadamente
tus piernas cruzadas mientras tejes
o se arrebataran mis impulsos,
por eso he decidido
rodar y rodar como gragea en el esófago
o dar en el blanco de mi voyeurismo.
Miro el fondo de tu pensamiento
y reviso mentalmente
mi presupuesto de besos
y descubro
que solo tengo para ti.
Justo Aldu
Panameño
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