Mi niño juega
sin antifaces
respetando compromisos
y compitiendo sanamente .
Las travesías de sus juegos
no saben de fronteras
ni de salones de espera.
Comparte sus penas y alegrías
sin límites de tiempo
y lleno de paz y ternura
se pasea por la niñez
dejando que su timidez
dialogue con puros sentimientos,
que van surgiendo
de sus emociones nuevas.
Que jamás mi niño no se duerma
sin haber alcanzado
Su eterna primavera.