\"UN RAYO DE LUZ\"
Qué sinfín de de sensaciones bellas
cubren todos mis sentidos
al mirar un rostro,
que como el tuyo, niña mía,
es brillante rayo de luz
que a mí corazón,
en el ayer, sublime pasado por el que transité,
y hoy, en este presente que vivo,
hace palpitar emocionado
en dulce y soñada melodía de vida...
Mi pequeño y grácil capullo,
fuiste y eres todo un mundo
en mi decir errante y sin pausas;
eres el aroma diáfano de un centenar de flores
que alegra el triste y descolorido jardín de mi existir;
eres la tersa y suave brisa
que lleva de la mano mi inspirada pluma...
Sí, todo tú lo puedes ángel mío,
y cuánto más podrás
si el paso implacable del tiempo,
síntesis del triste olvido,
no empalidece el espejo claro de tu rostro,
y en el que tantas veces mis ojos,
cuál ávidos exploradores,
encontraron la razón del porqué vivir...
Oh maravilloso e infinito arcoíris:
cuando de mis labios sinceros,
cuál arrullo de un millar de pájaros,
tu nombre cálido y sencillo pronuncian,
toda mi alma,
de un rayo de luz se inunda
elevando mi ser en éxtasis de sueños...
Cuán cerca mío te siento,
aureola sublime del despertar diario;
qué misteriosa fuerza nos une,
qué puente majestuoso nos aproxima
cuando en tu caminar luminoso
eres el testimonio fiel
del ideal que todo ser ansía...
Mi mágico duendecillo,
mi frágil y romántica avecilla
suave danzar del viento,
en este desordenado glisar de mi pensar,
mi corazón a tu corazón,
mi sentir humilde,
mi vida toda,
oh Princesa de mis días,
en áurea y titilante copa
a tí entrego...
Roberto Bardecio Olivera
(28/11/1976)