Te sueño, a pesar del momento, del espacio
porque te refugias en el fondo de mi causa,
y mi boca seca muerde con rebeldía tu boca…
tu boca de agua...linfa nómada, que pasa.
En el sagrado horizonte, tu sonrisa de velero
abarcando las húmedas dunas de mi playa.
Sin límites, y como en un ocaso eterno
tu alma y la mía, crecen con la mar ancha.
Cuantos deseos errantes bajo el claro sol…
tu en un salobre faro, yo en una frágil rama,
arrastrada por la corriente de la soledad
hacia las libres quimeras, que la vida fragua.
Antonia Ceada Acevedo