Tengo el privilegio,
de mirar tiernamente sus ojos
cuando platican.
limpiar sus mejillas, cuando
un llanto aflora.
Tomar sus manos y acariciarlas
al cuestionar algo.
Acariciar su cara y decir
ten cuidado.
Escuchar sus risas sonoras de
alegría.
Darle un beso y decirle
te amo.
Tengo el privilegio
de recibir reproches por
indiferencias.
Preocupaciones y cuidados
cuando se enferman.
Escuchar música fuerte, o bajita.
De desvelos y carencias a falta
de trabajo.
De reir o llorar
de tristeza o felicidad.
De todo ésto tengo el privilegio
por el hecho de ser mamá.
Graciela Dantes