Sí, cualquier instante, el teléfono
portadora de signos brutos, de enquistados
cánceres, de sombrías emulsiones, lleno de aves
pájaros que consuelan, sí, en unos instantes,
la muerte, portadora de respiraciones inútiles,
ese golpe que amenaza desde la rutina bien asumida,
se agolpa en mi rostro tenaz, de rubia trenza, de imagen
calvárica, de impoluto traje, mas me arriman
ciertos polvorientos cadáveres, depósitos de alimañas,
ese mausoleo de los humildes y de las yermas vasijas o praderas
excesivas. ©