Abrí, el primer ojo, en la mañana.
Y mis pies, ya habían salido de casa.
Uno ya atravesaba, la gran ciudad.
Marchaban buscando mi media mitad.
La Promesa;
Gracias a ella, todo cambiaría.
Dejaría, todos esos malos hábitos.
Y ella siempre, sería la luz de mis ojos.
Con sus grandes atributos deliciosos.
La desee empalagosa, como ninguna,
Siempre alcanzable, a mi corta estatura.
Mis intenciones, son plenamente sanas.
Si me la devoro, no es por simples ganas.
Les aseguro, solo por cuestiones de salud.
Atravesé, la peor decepción posible.
Al quitar, lentamente, su vestido.
Empecé, mordisqueándola, desde arriba.
Comenzaron a fluir, sus fluidos internos.
La peor desdicha, fue inevitable...
A pesar de ser de tan buena familia.
Estaba pestífera, maloliente, podrida.
Los atributos de una naranja vencida.
Con esos atributos,
¿Cómo iba a cambiar mis malos hábitos?
Volví, a las papas fritas y al chicharrón…
…Esa es la verdad.